V
Aritmética postpitagórica
Todo es número, desde la estática absoluta del cero hasta la dinámica absoluta del 9, así, desde esta eterna línea, somos la curva de la interpretación, somos el devenir del espiral, objetos en el conocimiento del punto ciego y sujetos en el constante salto al azar.
sábado, 13 de marzo de 2010
IV
Ética fractal
Mientras más profundamente se critica la matematización del universo natural o físico y social, más rápido surgen nuevos modelos o estrategias matemáticas para explicar el orden de nuestros sistemas. Y estos mismos modelos, como la geometría fractal, se hacen tan atractivos y tan placenteros que al sorprendernos sobre el medio que nos rodea volvemos a preguntarnos como Galileo: ¿cómo esto, el todo, tan ordenado, existe por sí mismo? Y no nos cuestionamos diciéndonos: ¿cómo esto, la nada, tan caótica, existe por sí mismo? O una posible nueva postura o interrogante: ¿cómo esta lógica: el todo/ la nada, el objeto/ el sujeto pueden explicarse para traducirnos o pueden traducirse para explicarnos?, en otras palabras: ¿cómo fragmentamos desde la fragmentación y cómo deconstruimos desde la deconstrucción y así, desde la estática del devenir, nos comprendemos como un hambriento oxímoron?
Ética fractal
Mientras más profundamente se critica la matematización del universo natural o físico y social, más rápido surgen nuevos modelos o estrategias matemáticas para explicar el orden de nuestros sistemas. Y estos mismos modelos, como la geometría fractal, se hacen tan atractivos y tan placenteros que al sorprendernos sobre el medio que nos rodea volvemos a preguntarnos como Galileo: ¿cómo esto, el todo, tan ordenado, existe por sí mismo? Y no nos cuestionamos diciéndonos: ¿cómo esto, la nada, tan caótica, existe por sí mismo? O una posible nueva postura o interrogante: ¿cómo esta lógica: el todo/ la nada, el objeto/ el sujeto pueden explicarse para traducirnos o pueden traducirse para explicarnos?, en otras palabras: ¿cómo fragmentamos desde la fragmentación y cómo deconstruimos desde la deconstrucción y así, desde la estática del devenir, nos comprendemos como un hambriento oxímoron?
III
El juramento y la ciencia de Hipócrates de Cos
¿Sobre qué fundamentos, imágenes o dioses juramentamos cuando nos comprometemos con un saber?, ¿por cuáles discursos nos sacrificamos, el de la determinación o el de la indeterminación?, o por cuáles sistemas de lógica, o sistemas lúdicos nos convenceremos o nos comprometemos desde una esperanzada mayéutica: ¿el que descubre la realidad en la ficción, o el que cubre la ficción desde la realidad?
Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura.
El juramento y la ciencia de Hipócrates de Cos
¿Sobre qué fundamentos, imágenes o dioses juramentamos cuando nos comprometemos con un saber?, ¿por cuáles discursos nos sacrificamos, el de la determinación o el de la indeterminación?, o por cuáles sistemas de lógica, o sistemas lúdicos nos convenceremos o nos comprometemos desde una esperanzada mayéutica: ¿el que descubre la realidad en la ficción, o el que cubre la ficción desde la realidad?
Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura.
II
La patología de la certidumbre
Foucault establece la diagnosis como el método más idóneo para el despeje o determinación de la enfermedad, identificando a ésta, didácticamente, con el ruido, por tanto el médico buscará, a través de la diagnosis, la más garante interpretación del mensaje, su codificación y su actualidad, y al mismo tiempo la más articulada diferenciación de ruidos que estén perturbando dicho mensaje, o en terminología postmoderna ocultando en el discurso, esto para lograr finalmente su posible curación o sanación, o su continuidad positiva, tal como reza un aforismo de Hipócrates: La Medicina es el arte de curar las enfermedades por sus contrarios. El arte de curar, el de seguir el camino por el cual cura espontáneamente la Naturaleza. No obstante, desde la filosofía y la ciencia moderna (Descartes- Newton) se han establecido fundamentos y aspiraciones, en sí, un juego ético y moral del filósofo y científico al eros de la totalidad, de lo universal, de lo absoluto, esto como consumación del dominio y orden intelectual- discursivo del ser humano sobre el cosmos, sobre el común a todos. Esta certidumbre, por tanto, creo que deviene como una patología, una enfermedad gnoseológica (Heráclito) y que no tendrá jamás cura, sólo la diagnosis nos permitirá siempre actualizarnos, consultarnos y mantener el juego dual de lo determinado y la indeterminación, esto ahora como evolución enfermiza de la anterior patología moderna.
La patología de la certidumbre
Foucault establece la diagnosis como el método más idóneo para el despeje o determinación de la enfermedad, identificando a ésta, didácticamente, con el ruido, por tanto el médico buscará, a través de la diagnosis, la más garante interpretación del mensaje, su codificación y su actualidad, y al mismo tiempo la más articulada diferenciación de ruidos que estén perturbando dicho mensaje, o en terminología postmoderna ocultando en el discurso, esto para lograr finalmente su posible curación o sanación, o su continuidad positiva, tal como reza un aforismo de Hipócrates: La Medicina es el arte de curar las enfermedades por sus contrarios. El arte de curar, el de seguir el camino por el cual cura espontáneamente la Naturaleza. No obstante, desde la filosofía y la ciencia moderna (Descartes- Newton) se han establecido fundamentos y aspiraciones, en sí, un juego ético y moral del filósofo y científico al eros de la totalidad, de lo universal, de lo absoluto, esto como consumación del dominio y orden intelectual- discursivo del ser humano sobre el cosmos, sobre el común a todos. Esta certidumbre, por tanto, creo que deviene como una patología, una enfermedad gnoseológica (Heráclito) y que no tendrá jamás cura, sólo la diagnosis nos permitirá siempre actualizarnos, consultarnos y mantener el juego dual de lo determinado y la indeterminación, esto ahora como evolución enfermiza de la anterior patología moderna.
* * ÉTICA PITAGÓRICA E HIPOCRÁTICA
I
El ritual pitagórico
La examinación es particular de la persona acostumbrada a la sensualidad analítica y sintética, es decir, al disfrute de la pausada comprensión de sus partes, tanto cómo fluyen y cómo permanecen. Esta examinación, profundamente paciente, es algo que acostumbraban, o buscaban mantener los pitagóricos como rutina diaria de estricto ejercicio y orden ético, basándose en categorías duales universales como es el Bien y el Mal, y así, desde una revisión estricta de la conducta diaria un pitagórico podría comprender y saber su eterna Unidad prolongada y su constante reencarnación y/o relación numérica entre el conjunto de seres que lo rodean. Ahora bien, cuando la ética es fundamentada desde una concepción altamente mágica o religiosa, ritualística propiamente hablando, es posible que se visualice una marcada tendencia a su trascendencia y compromiso que a su fraude, pues cuando es arraigada la liturgia de actos, desde la niñez en adelante, se logra en mayor porcentaje el condicionamiento de temor y miedo que el de la indiferencia, por tanto, contamos relativamente con un sujeto que podría morir por una examinada fe y compromiso que mantener su existencia en fraude, en consecuencia, ¿cómo podríamos inventar, actualmente, una pedagogía así?, ¿cómo podríamos enseñar y a aprender a morir por fe por nosotros mismos?, ¿cómo podríamos comprender una ética, una muerte así?
El ritual pitagórico
La examinación es particular de la persona acostumbrada a la sensualidad analítica y sintética, es decir, al disfrute de la pausada comprensión de sus partes, tanto cómo fluyen y cómo permanecen. Esta examinación, profundamente paciente, es algo que acostumbraban, o buscaban mantener los pitagóricos como rutina diaria de estricto ejercicio y orden ético, basándose en categorías duales universales como es el Bien y el Mal, y así, desde una revisión estricta de la conducta diaria un pitagórico podría comprender y saber su eterna Unidad prolongada y su constante reencarnación y/o relación numérica entre el conjunto de seres que lo rodean. Ahora bien, cuando la ética es fundamentada desde una concepción altamente mágica o religiosa, ritualística propiamente hablando, es posible que se visualice una marcada tendencia a su trascendencia y compromiso que a su fraude, pues cuando es arraigada la liturgia de actos, desde la niñez en adelante, se logra en mayor porcentaje el condicionamiento de temor y miedo que el de la indiferencia, por tanto, contamos relativamente con un sujeto que podría morir por una examinada fe y compromiso que mantener su existencia en fraude, en consecuencia, ¿cómo podríamos inventar, actualmente, una pedagogía así?, ¿cómo podríamos enseñar y a aprender a morir por fe por nosotros mismos?, ¿cómo podríamos comprender una ética, una muerte así?
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