domingo, 3 de enero de 2010

V Alquimia y ciencia actual

Si algo le falta, a todo iniciado en alguna ciencia actual, es la pasión de un alquimista, es decir, sentirse naturaleza, sujeto, uno, de lo que posee o determina como objeto de estudio, es decir, existir como una dualidad, ser una dimensión paralela, en sí ser una Ciencia.

IV Lo micro y lo macro

En sí no existe lo micro y lo macro como entidades absolutas, y mucho menos como entidades relativas como podría esperarse, en sí lo que no existe es su indiferenciación, sino más bien su compatibilidad, su relación, su aprehensión y compresión como evolución y nueva estética de nuestra actualidad epistémica, o estrictamente hablando, como antigua estética de la episteme presocrática y metafísica antigua. No obstante, sin ánimos de ser determinista, creo que obedecemos a la siguiente lógica, según lo que Prigogyne ha formulado: mientras mayor es la precisión y la coherencia, para nuestro caso, de las teorías micros, mayor es su inestabilidad, y así, por tanto deviene su transformación en teorías macros, y así mismo desde lo inverso, lo que quiere decir es que no sabríamos a qué juego entrar… quién podría decir que absolutamente prevalece lo macro sobre lo micro, o lo micro sobre lo macro, sino sólo con probabilidad discursiva o pasional.

III Arqueología de pasiones

Los conocimientos podemos comprenderlos como espacios y momentos de juegos y pasiones que, como entes ya experimentados, esperan la llegada de otros curiosos saturados de nuevo placer. Y es así, al parecer, que evoluciona todo saber, pues sólo se alcanzan nuevas dimensiones gnoseológicas cuando se acepta la locura y el acto placentero de pensar otras palabras, otro lenguaje. Lo curioso de todo esto que estos dos principios, por llamarlos de algún modo, son enteramente ilógicos, discontinuos, y, para su aceptación convencional, cumple con una triste lógica historicista que, no obstante, jamás podríamos negar, o ¿negarnos?

II. Episteme, espacio y vacío

Todo acto gnoseológico es una mutación de representaciones que se explican unas con otras. Así pues, si objetivamos lo hacemos conforme a una lógica que jamás se hace exclusiva sino que es una complementación que se expande en todas las áreas del lenguaje y saber humano, por tanto, somos una constante representación y autorepresentación expandida infinitamente.

REALIDAD E INDETERMINACIÓN

I

La nada y las partes


El discurso de la realidad, entre todos los discursos teorizados y experimentados, es el más ambiguo. Podemos hasta confeccionar rápidamente interrogantes como: ¿existe un discurso de la realidad?, ¿puede ser la realidad un discurso?, o ¿puede haber una realidad?, o más incisivamente: ¿toda adecuación de la realidad es un discurso, por tanto, no existe una realidad adiscursiva?. Una primera solución o respuesta para esto, siendo la más obvia de todas, es argumentar que la suma de los discursos existentes en determinado contexto, particular o universal, es la representación característica de determinada realidad, particular o universal. Esto tiene su validez cuando convenimos que la enumeración sucesiva es la suma continua de las unidades, o que las particularidades consuman una totalidad. Ahora bien, si experimentamos otra adecuación de interpretación para este tipo de fenomenología ontológica de la realidad como discurso, podríamos escoger, de las diferentes tesis que podrían surgir, la siguiente: la distancia natural entre los discurso no lograrían que su suma representara una totalidad de la realidad, por tanto, la suma de los espacios entre los discursos es una homóloga contradicción a la distancia que naturalmente existe entre el absoluto (realidad) y la determinación relativa de cada discurso. En sí, la problemática experimental de los discursos estaría totalmente concentrada en la distancia, vacío, que existe entre ellos, así como la distancia que existe entre su particularidad determinativa relativa a la realidad absoluta que posea como objeto de estudio, y más la distancia entre su extraña suma ante el discurso absoluto o real.

PREFACIO

Los presentes escritos o aforismos son sólo introducciones, en sí juegos, a sistemas abiertos de pensamientos, o a sistemas cerrados de locura. Por tanto, lo que menciono o presento como tesis en mi Sofista y otras lagunas son, honestamente, una cómoda tradición nietzscheana de pensamientos lúdicos, deconstructivos, para el ocio y el disfrute de la diferencialidad, o propiamente dicho, del placer del nihil.