martes, 24 de enero de 2012

III
Al inicio de su historia, el saber absoluto debe ser otro que al final. Ciertamente, pero esa alteridad no quiere decir que en el inicio el saber en modo alguno todavía no fuese saber absoluto. Bien al contrario, justamente en el inicio ya es saber absoluto, pero saber absoluto que todavía no ha llegado a sí mismo, que todavía no ha devenido otro, sino que sólo es lo otro.
Martin Heidegger
Lo propio del saber no es ni ver ni demostrar, sino interpretar.
Michel Foucault

La filosofía moderna con el Discurso del método dio un “sentido” racional y “común a todos” al mundo occidental. Dar sentido para Descartes era involucrar la inteligencia, el conocimiento científico, la razón de ser, el fin metódico en toda realización de acto, es decir, Descartes soñó con una sociedad desprendida de la ilusión escolástica para asumir con fundamento la actitud de la razón. Esta actitud, que también podríamos llamarla espíritu, era para conseguir algo que habíamos “perdido”, era descubrir el camino, el “sentido” que el pensamiento griego había trazado, marcado en el logos pero que el pensar medieval lo cubrió de maleza y embrollo conceptuales. Ese camino que los griegos hicieron era para llegar al saber. Ahora bien, para Heidegger ese saber “todavía no ha llegado a sí mismo”, nunca ha sido el saber absoluto, no ha devenido todavía, espera por encontrarse aún. Lo que pensamos actualmente, lo que filosofamos o investigamos en nuestro tiempo es “lo otro”, un “otro” que deviene constantemente hacia el saber absoluto. Newton, Kant, Hegel, Einstein, Heisenberg, Hawking soñaron con conseguir ese saber, y lo sintieron cerca, pero el saber parece que es siempre un devenir, y esto es temporal, es decir, sobrepasa todo dominio de voluntad, nadie tiene el saber, el devenir, el tiempo en sus manos porque fatalmente todos somos pequeños oráculos que siempre nos interpretamos pero que aun no hemos comprendido su sentido, el ser que comunicamos. Heidegger dice: “Ninguna época ha sabido tantas y tan diversas cosas del hombre como la nuestra. Pero en verdad, nunca se ha sabido menos qué es el hombre.”

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