Todo lenguaje poético, tanto en este sentido amplio como en el más estricto de lo poético, es en el fondo un pensar. La esencia poética del pensar guarda el reino de la verdad del ser.
Martin Heidegger
Poetizar es propiamente dejar habitar. Ahora bien, ¿por qué medio llegamos a tener un habitáculo? Por medio del edificar. Poetizar, como dejar habitar, es un construir. (Ídem)
¿Cuándo tenemos la conciencia, el reconocimiento, la certidumbre de que pensamos?, ¿Quién o qué tipo de pensamiento dirige el acto de la autoconciencia, es decir, qué pensamiento hace que nos haga, nos invite o nos obligue a pensarlo?, ¿es una realidad psíquica que los pensamiento se piensen así mismo?, si es así ¿cuál será el pensamiento que brote cuando el pensamiento se piensa así mismo?, igualmente ¿cómo será el pensamiento cuando ya esté consumado de esos nuevos pensamiento surgidos del pensarse así mismo?, y sin terminar esta cadena y jugando un poco con ella, ¿cuáles serán los pensamientos que nuevamente emerjan del pensamiento que surgió del pensarse en sí mismo primario?, ¿Habrá algún límite para estas tres dimensiones?, una cuarta dimensión sería la actividad del pensar del pensamiento surgido del pensar engendrado por el pensar del pensamiento emergido por el pensarse primario. A partir de la tercera dimensión creo que ya nadie entendería en absoluto lo que se comunicaría allí; la religión, la filosofía y la poesía han llegado solamente a la segunda dimensión donde está el pensamiento engendrado por el pensarse primario, ya cuando este pensamiento engendrado de la segunda dimensión comienza a pensarse de nuevo es donde la comunicación se hace enteramente hermética y son muy pocos los que llegan y sobreviven a este nivel, digo sobreviven porque llegar aquí y sentirse propio de aquí, es decir, “deja habitar” este nivel en nuestra conciencia primaria es desdoblarse dos veces más de nuestro mundo cotidiano y podría haber un colapso conceptual y de significado que haría ininteligible todo signo, toda escritura que quisiéramos producir. Ahora bien, para Heidegger, dejar habitar el pensarse así mismo, es decir, pensar, meditar nuestro pensamientos, es un proceso de entero de edificación, de establecimiento y fundamento, y al estar y ser en este mismo proceso encontramos el verdadero y auténtico poetizar, el construir más poderoso y verdadero del pensamiento humano. Heidegger por eso afirma que: “La esencia poética del pensar guarda el reino de la verdad del ser.”
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