martes, 24 de enero de 2012

V
Demasiado juego para ser una ciencia y demasiada ciencia para ser un juego.
Gottfried Wilhelm Leibniz
Sólo el que ensaya lo absurdo, es capaz de conquistar lo imposible.
Miguel De Unamuno


La filosofía cumple con un orden que podríamos llamar, a modo de didáctica: Sistema de dualidad homogéneo-heterogéneo. Este sistema explica que hay una dimensión homogénea y otra heterogénea de la filosofía. La dimensión homogénea es lo que encontramos cuando ingresamos por primera vez, vírgenes o no, a la filosofía, allí vemos entonces un índice escolar de filósofos, de corrientes, de movimientos, de ideas, etc. En sí, todo lo que posee un libro de introducción o historia de la filosofía, o una clásica clase de la misma. Digo que es homogéneo porque en esa introducción hay una unidad, una estructura, un código, un canal, un mensaje sino instrucciones para ingresar a la filosofía. También podríamos agregar que estamos en una especie de estática de la filosofía pues todas las fuerzas que allí confluyen están aparentemente equilibradas sea desde lo histórico, lo estructural funcional, lo materialista, etc. La siguiente dimensión, lo heterogéneo, sólo sucede cuando comenzamos a detallar en estricto análisis cada partícula de ese primitivo índice escolar. Ya aquí podemos decir que somos los pre amantes del saber o la especie valiosa de los pre filósofos. Visualizar la heterogeneidad es comprender la fragmentación, la auténtica ficción de la unidad de la filosofía. Ya no vemos la línea de la filosofía sino la continuidad de puntos que la componen. Y mientras más puntos se detallen más compresión se logra, es decir, cuanto más cerca de la comprensión de la nada estemos más filósofos seremos, y cuando nuestro pensamiento piense la consumación continua de la nada ya podemos darnos por grandes pensadores. Sólo quedará de nosotros cómo escribir filosóficamente eso. Un ejemplo de heterogeneidad es el concepto de la filosofía misma. Jamás podríamos decir que tenemos una evolución histórica del concepto de filosofía. Toda su consecución no ha sido una teleología lograda o una predestinación, sino todo lo contrario, es una consecuente ruptura o movimiento accidental que ha dado origen a sus cambios o saltos de significados. Y esto es lo que podríamos denominar ahora como la dinámica de la filosofía. De hecho, el reto actual de los filósofos es pensar ya no una dinámica clásica de la filosofía sino su atrevida dinámica cuántica, y de aquí llegar a algo como la estática cuántica de la filosofía. Pensar desde la cuántica es darle cualidades del comportamiento del átomo a todos los conceptos de la filosofía. Esto no es más que el regreso del pensamiento a la naturaleza, pero ya no es el modelo del árbol, ni del rizoma, sino de cada partícula elemental y sus subgrupos, una especie de neonaturalismo o postnaturalismo. ¿Cómo será explicar el concepto de ser o tiempo desde el modelo de una partícula, como por ejemplo, el electrón o los quarks?

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